En el anterior artículo de Behavioral Finance: El inversor perfecto no existe, introdujimos la definición del término “Finanzas conductuales”, así como los principales sesgos no racionales que cometemos la mayoría de inversores, entre los que se incluyen I) la aversión a la pérdida II) el comportamiento gregario y III) la sobre-confianza.
En la búsqueda de maximizar nuestro comportamiento racional como inversores, seguimos indagando en las finanzas conductuales, con el fin de entender, de la mejor manera posible, todo lo que sucede en nuestro día a día.
Hay que tener presente que, a pesar de analizar todo lo que sucede a nuestro alrededor, de aplicar una metodología en la gestión de carteras y de seleccionar los activos que aparentemente ofrecen el mayor binomio de rentabilidad-riesgo, formamos parte de un mercado financiero global, cuyo tamaño y complejidad es de unas magnitudes casi incuantificables.
Teniendo esto presente, cada vez es de mayor importancia el estudio de todos los partícipes del mercado y de su comportamiento, ya que el conjunto de acciones de estos, pueden llegar a afectar a los mercados de manera global, pudiendo representar tanto una oportunidad como una amenaza.
En este segundo artículo explicaremos qué son las cascadas informativas (Information Cascades) y cómo estas influyen en los mercados financieros. Una de las teorías principales dentro del comportamiento de los inversores como agentes de los mercados financieros, es el aprendizaje continuo. En otras palabras: los inversores, a medida que “crecen” como inversores, van acumulando información que les sirve de base para su conocimiento.
Esta base se va consolidando y acumulando a medida que pasa el tiempo, gracias a nuevos acontecimientos en el mercado, nuevas empresas a las que seguir, y nueva información recibida por parte de gestores estrella.
A medida que este conocimiento avanza, esta interacción social de información constante acaba resultando importante en la fijación de precios de los activos, sin necesidad de existir un cambio importante en los fundamentales de ciertos activos.
Pongamos un ejemplo:
Imaginemos un inversor individual que tiene una metodología propia para seleccionar activos para su cartera de inversión.
Al cabo de unos días recibe una comunicación de un gestor al que admira y con el cual se siente identificado, explicando una nueva tesis de inversión y la reciente compra que ha realizado.
El inversor en los días siguientes empieza a leer noticias de que otros gestores de referencia han empezado a comprar la acción.
Sin necesidad de realizar su previo análisis ni sin tener en cuenta su metodología propia, compra acciones para su cartera de inversión.
Se produce una cascada informativa debido a que el inversor deja de lado su conocimiento previo y actúa en base a lo que otros inversores de referencia hacen.
La cascada podría ampliarse si, un familiar suyo le tiene como referente y, confiando en lo que hace su familiar, compra la acción.
Cuando una cascada empieza, los inversores no tienen razón para investigar si se trata de una buena acción o no, ya que confían en los gestores/referentes que han iniciado la transmisión de información y creado la correspondiente cascada informativa.
En definitiva, en estas situaciones, siempre existen unos agentes que actúan primero, que seguidamente transmiten información y que influyen en las decisiones de los receptores de dicha información. A su vez, los receptores iniciales siguen transmitiendo la información hacia otros agentes del mercado.
Es importante diferenciar el comportamiento gregario (herd behavior) de la cascada informativa. La principal diferencia es que, en una cascada informativa, los individuos dejan de lado su conocimiento previo para actuar acorde a lo que hacen los inversores de referencia, los cuales son los que inician la cascada. Mientras que, cuando se sufre un comportamiento gregario, el individuo no tiene por qué estar ignorando lo que previamente sabe, simplemente sigue al conjunto del rebaño sin tener claro hacia dónde va.
¿Son racionales las cascadas informativas?
Depende. ¿Es racional copiar a los mejores? Pues en cierta medida sí, ya que I) Tienen una metodología más desarrollada y probada, II) Tienen más información sobre lo que compran o lo que venden y III) Su reputación y trabajo depende de que lo que compran realmente vaya bien, por lo que se juegan la piel en lo que hacen. Si esto nos parece racional, es lógico que estos actúen primero y, el inversor menos informado, después. Y, en el caso que el inversor de referencia esté en lo cierto, ayudará a la eficiencia del mercado, ya que la ineficiencia entre valor y precio encontrada, desaparecerá gracias a la cascada de información.
Aunque no es oro todo lo que reluce.
Las cascadas informativas conllevan la sobrerreacción del mercado. En un mundo hiperconectado y globalizado, las cascadas informativas pueden hacer que, de repente, inversores de todo el mundo actúen de una forma u otra, provocando una presión compradora o vendedora sobredimensionada, y que esta acabe con una sobrerreacción de la acción en cuestión.
La fortaleza y/o debilidad de la cascada informativa, dependerá de lo acertado que esté el inversor que inicia la cascada. Si el inicio de esta no tiene un fundamento sólido (es decir, que las estimaciones del inversor de referencia son irreales), la cascada informativa será frágil, ya que más pronto que tarde el mercado corregirá el activo sobre el que se ha iniciado la cascada, dándole más peso a la información pública o propia, que al inversor de referencia, finalizando así la cascada informativa.
Como inversores, debemos tener presente que somos una diminuta parte de algo inmenso como son los mercados financieros. Y en un mundo dónde las noticias corren tan deprisa y dónde hay un exceso de información, debemos de saber actuar con criterio propio y no dejarnos arrastrar por cualquier cascada informativa que exista en el presente. A pesar de las fuertes presiones que un inversor pueda recibir, es nuestra obligación saber mantener la calma, actuar con racionalidad y sobreponer el sentido común a las emociones.
En Ginvest somos conscientes de que estamos sometidos de forma diaria a una cantidad ingente de información. Por ello, es de vital importancia que, para asegurar el buen funcionamiento de nuestras inversiones, sepamos diferenciar las cascadas de información beneficiosas de las perjudiciales, nos mantengamos alejados del ruido y actuemos de forma racional.
Com a inversors, hem de tenir present que som una diminuta part d’una cosa immensa com són els mercats financers. I en un món on les notícies corren tan de pressa i on hi ha un excés d’informació, hem de saber actuar amb criteri propi i no deixar-nos arrossegar per qualsevol cascada informativa que existeixi en el present. Malgrat les fortes pressions que un inversor pugui rebre, és la nostra obligació saber mantenir la calma, actuar amb racionalitat i sobreposar el sentit comú a les emocions.
A Ginvest som conscients que estem sotmesos de manera diària a una quantitat ingent d’informació. Per això, és de vital importància que, per a assegurar el bon funcionament de les nostres inversions, sapiguem diferenciar les cascades d’informació beneficioses de les perjudicials, ens mantinguem allunyats del soroll i actuem de manera racional.
Miquel Cantenys
Gestor d’inversions